miércoles, 14 de marzo de 2007

Estrés y tartamudez

Todos los tartamudos hemos sentido sudoración, piloerección ("pelos de punta") aumento del ritmo cardiaco, sensaciones anormales en el abdomen y torax, etc, todo esto son manifestaciones visibles del estrés, pero también hay otras invisibles, como son el aumento de la presión arterial, de la glucemia, de los trigliceridos, de la temperatura, midriasis (aumento del tamaño de la pupila), etc. Los tartamudos nos sometemos a estrés continuamente.


La tartamudez es un problema que se manifiesta en situaciones en las que es necesaria una interacción verbal con otra persona, o sea, es un problema comunicativo. Si un tartamudo tiene que enfrentarse a una situación de este tipo aparece el estrés, el estrés comunicativo, al que el tartamudo tiene que enfrentarse a diario. El estrés comunicativo está presente en mayor o menor grado en cualquier situación en la que es necesario hablar con otra persona. El hecho de que la tartamudez sea tan variable en una misma persona dependiendo del interlocutor, de la situación, de la hora del día, del día de la semana, etc. ha tratado de ser explicado por la poca tolerancia al estrés que tienen nuestras neuronas encargadas de las funciones del habla.

Un artículo recientemente aparecido en el Journal of Neuroscience comenta como una única situación estresante puede eliminar las neuronas de nueva creación. Bien es verdad que este estudio está realizado en ratas y viendo lo que pasaba en las neuronas que se acababan de producir en el hipocampo (región del cerebro donde se procesa el aprendizaje, la memoria y las emociones). En este estudio se vio que una situación estresante en ratas jóvenes (encuentro agresivo con ratas viejas) produjo la muerte de las células recién formadas en el hipocampo dejando menos neuronas para controlar los sentimientos y las emociones. Sin embargo el estrés que se ocasionó a las ratas no impedía la formación de nuevas neuronas, sólo provocaba que las neuronas nuevas no sobrevivieran.

En la tartamudez se produce un circulo vicioso que hace que se perpetúe el ciclo estrés-tartamudez. El estrés influye en la tartamudez y la tartamudez influye en el estrés. Este estudio, si se extrapolara a los seres humanos, podría dar una explicación a el “por qué” la variabilidad de la tartamudez y a el “por qué” la ineficacia de la mayoría de los tratamientos, sobre todo los psicológicos, que tratan de controlar esta área de nuestra compleja sintomatología. El estrés comunicativo es posiblemente la clave de la tartamudez, la llave que abre muchas explicaciones y cierra muchas teorías que, de manera simplista, tratan con cierta ligereza este complicado cuadro llamado tartamudez.