lunes, 2 de julio de 2007

Pronóstico de la tartamudez

Últimamente, tal vez consecuencia de la angustia, desesperación e impotencia que los padres de niños tartamudos viven día a día, me están haciendo muchas consultas sobre cómo va ser la vida de los niños que tartamudean. A este fin, transcribo el artículo que escribí hace años, pero que hoy en día es totalmente válido, para la página web de nuestro grupo de autoayuda de tartamudos asturianos (http://www.gatastur.com/).

Pronóstico

La tartamudez aparece entre las edades de 2 y 7 años, con un pico máximo a los 5 años. Después de los 10 años es raro que aparezca, aunque se conocen casos cuya aparición es en la adolescencia. El comienzo puede ser repentino o gradual, en este caso su instauración puede durar varios meses. En edades tempranas el niño no es consciente de su disfluencia, pero conforme aumentan los problemas va adquiriendo conciencia de la dificultad que tiene para hablar. Con el tiempo, las complicaciones aparecen, sobre todo en la esfera social, empieza a aparecer ansiedad anticipatoria cuando va a hablar, miedo, vergüenza, estrés, etc., posteriormente frustración y baja autoestima. Aproximadamente el 80 por ciento de los tartamudos se recuperan. La recuperación es más habitual en niñas que en niños y generalmente ocurre antes de los 16 años de edad. Aparte de la edad y sexo ningún factor, incluso el tratamiento, es predictivo de recuperación. Algunos estudios afirman que existe una predisposición genética en este sentido. Los tartamudos que no se recuperan al llegar a la edad de adultos (20% del total) se convierten en tartamudos crónicos. Su tartamudez no tiene cura. En estos casos se pueden emplear tratamientos paliativos que disminuyan la severidad del problema y sus consecuencias en los planos personales, sociales y laborales. Con el paso de los años la tartamudez tiende a hacerse más leve, incluso en tartamudos que no han seguido ningún tipo de tratamiento. Se supone que las habilidades comunicativas que se van adquiriendo con la edad influyen positivamente en este sentido."

"Tartamudez recuperable de la tartamudez crónica"

Ya en 1938, el Dr. Bryngelson , pionero en patología del lenguaje, publicó que un número sustancial de niños con tartamudez no necesitaría la ayuda de un terapeuta, ya que su tartamudez desaparecería espontáneamente. La recuperación espontánea en la tartamudez ha sido foco de atención en la comunidad científica y ha suscitado una considerable controversia entre científicos durante varias décadas, reflejando sus implicaciones teóricas y clínicas.
¿Cuantos niños se recuperan?
¿Qué tipos de tartamudez llegan a ser crónicas?
¿Todos los niños que comienzan a tardamudear deben ser tratados?.
¿Son dañinas las intervenciones innecesarias?
En vista del gran interés que tienen estas y otras dudas, el Dr. Ehud Yairi y sus colegas de la Universidad de Illinois, los Dres. Cox de la Universidad de Chicago y otros investigadores, han intentado contestar a estas preguntas con datos fiables, realizando una investigación longitudinal que incluye a más de 150 niños que tardamudean, así como como 60 niños fluidos. Los resultados principales, se han publicado a lo largo de varios años en el Journal of Speech, Language, and Hearing Research (JSLHR ). Algunas de las conclusiones de este estudio son las siguientes:
- El inicio de la tartamudez es repentino en por lo menos la mitad de los niños; es severo , incluyendo tensión, bloqueos, prolongaciones, y síntomas secundarios en un buen número de niños. Este inicio suele ocurrir coincidiendo con algún acontecimiento físico o emocional importante (50% de todos los casos).
- La reacciones de los padres ante los episodios de tartamudez de su hijo es cualitativa y cuantitativamente diferentes de las ocurridas en la tartamudez fisiológica. Parece ser que la preocupación de los padres está justificada cuando sospechan que su niño ha comenzado a tartamudear.
- Las reducciones continuas en frecuencia y la severidad del tardamudeo se dieron en los niños que evolucionaron hacia la recuperación.
- El índice de desaparición del problema sin que se aplique ningún tipo de tratamiento es muy alto en la tartamudez temprana, oscila entre el 75-85% (Yairi y Ambrose 1992; Yairi Ambrose y Niermann 1993 y Yairi et al 1996).
- La tendencia a llegar a ser persistente era mayor en el sexo masculino que en el femenino, que tendieron para recuperarse a edades más tempranas.
- A los tres años, los niños muestran señales de reconocerse como tartamudos, pero la mayoría de los niños alcanzó el reconocimiento pleno a los 5 años. (Ezrati-Vinacour R, Platzky R, Yairi E 2001)
- En la mayoría de los niños captados precozmente, el tardamudeo es a menudo (no siempre) un desorden de breve duración que desaparece sin una intervención terapéutica.
- Las habilidades fonológicas de los participantes cuya tartamudez persistió durante por lo menos 4 años fue significativamente más pobre que en el grupo en que la tartamudez se recuperó.(Paden EP, Ambrose NG, Yairi E. 2002)
- Todos los niños exhibían un desarrollo normal en la expresividad del lenguaje, sin diferenciar si más adelante sería tartamudos crónicos o no.(Watkins RV, Yairi E, Ambrose NG. 1999)
- Frecuencia de errores. El grupo de los niños en los que en los que la tartamudez se hizo crónica tienen como media un 17% de palabras tartamudeadas, frente al 7% del grupo que se recuperó. (Yairi 1997)
- Parece haber una relación entre el conocimiento de idiomas y desarrollo de la tartamudez. - La severidad inicial del tardamudeo no es un buen predictor del tipo de tartamudez.(Throneburg RN, Yairi E, 2001)
- La tendencia a persistir o a recuperarse parece ser hereditaria. (Ambrose NG, Cox NJ, Yairi E. 1997)"