jueves, 14 de diciembre de 2006

ANSIEDAD Y TARTAMUDEZ

Últimamente se han publicado varios trabajos sobre ansiedad en personas tartamudas.

Es sabido que los tartamudos tenemos una mala tolerancia a las situaciones de estrés y que esto hace que nuestra tartamudez sea más protagonista. Es lógico pensar que si estas situaciones empeoran nuestra tartamudez, es porque somos personas más ansiosas que el resto de los mortales. Se han realizado múltiples estudios en este sentido midiendo, mediante escalas homologadas, y comparando con grupos de control, el grado de ansiedad de las personas tartamudas. Los estudios son, como siempre en tartamudez, bastante parcos en cuanto a la muestra, algunos afirman que no somos más ansiosos que el resto de la población y otros afirman lo contrario (pero siempre con muy pequeñas variaciones y por supuesto no concluyentes).

Mi opinión, como tartamudo, es que NO somos, en principio, personas más ansiosas que el resto de la población, que la ansiedad no es previa a la tartamudez, sino que es una consecuencia de la misma. La manera de hablar y sus consecuencias proporciona una respuesta (no sólo psicológica), que irremediablemente aumenta el umbral de ansiedad. Si la tartamudez es respondida con miedo, vergüenza, culpa, etc.. Esto hace que el nivel de ansiedad aumente...es lógico.

Al pensar en que el grado de ansiedad en los tartamudos es mayor que en el resto de la población, sería lógico pensar que los tratamientos, bien farmacológicos (ansiolíticos) o psicológicos, tendrían unos efectos positivos en nuestra fluidez, sin embargo esto no es así. A pesar de que estos tratamientos son efectivos para la ansiedad, el grado de tartamudez no se ve alterado en los sujetos que efectúan estas terapias.

Creo que la ansiedad es una consecuencia más de la tartamudez, que los tartamudos somos, a priori, igual de ansiosos que el resto de la humanidad y que no se nos puede, por lo tanto, etiquetar de personas ansiosas o simplemente nerviosas por el hecho de tartamudear.

jueves, 5 de octubre de 2006

Levetiracetam y tartamudez

Desde que leí el artículo de la Dra. Canevini sobre el Levetiracetam, no había recibido ninguna notificación sobre el empleo de este fármaco en tartamudez. Hace pocos días ha sido publicado (Epilepsy Behav. 2006 Sep 11) un artículo sobre este fármaco en el tratamiento de pacientes epilépticos con problemas de fluidez. Eran cinco pacientes con epilepsia parcial y tartamudez. El Levetiracetam fue asociado a otros fármacos antiepilépticos (Carbamazepina y Fenitoína).

Después del tratamiento con Levetiracetam, la fluidez de los pacientes tratados, según lo medido por el VFT(prueba verbal de fluidez), mejoró desde 25% hasta el 64%, al igual que la velocidad de la lectura oral (del 5 a el 23%). En el PGI (impresión de mejoría del paciente) todos los participantes se autoevaluaron como que habían mejorado tras su terapia con Levetiracetam.

El efecto beneficioso del Levetiracetam en la fluidez verbal según la evaluación en el PGI persistió en el período del estudio (7 a 11 meses). Los autores concluyen aseverando que el Levetiracetam mejora la fluidez verbal independientemente de la actividad antiepiléptica del fármaco. También creen que un estudio a doble ciego estaría justificado viendo los resultados de su trabajo.

jueves, 17 de agosto de 2006

Propiocepción y tartamudez

De Nil es un gran estudioso de la tartamudez, sus trabajos de neuroimagen de hace unos años han despejado dudas sobre la utilidad de los tratamientos convencionales en tartamudez. Trabaja en la Universidad de Toronto (Canadá) y ha realizado un trabajo (J Commun Disord. 2006 Aug 2) junto a Louks y Sasisekaran en el que comentan que una deficiencia sensoriomotora podría estar implicada en la patofisiología de la tartamudez.

Para realizar este estudio pautaron unas tareas a un grupo de tartamudos y otro que no lo eran, que requerían la coordinación de los movimientos de la boca a la vez que se hablaba. Estos movimientos de coordinación con lo fonemas dependen de la propiocepción. (percepción que cada sujeto tiene de la situación de las diferentes partes de su cuerpo).

Por supuesto que los tartamudos volvimos a salir mal parados en este estudio y los autores señalan que los tartamudos tenemos una mala propiocepción y un déficit en el control motor.

lunes, 14 de agosto de 2006

Representación anormal de los fonemas en los tartamudos

El estudio (Neurology. 2005 Oct 25;65(8):1246-52) está dirigido por el profesor Carles Escera del Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica y coordinador del Grupo de Investigación de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Barcelona.

Es un trabajo en el que se reclutaron a 12 tartamudos y a 13 controles sanos a los que se sometía a diferentes estímulos auditivos. Se aplicó la metodología de los potenciales evocados para comprobar si los sujetos del estudio percibían bien los sonidos normales de diferentes frecuencias, comparándolos con los fonemas del habla.

Los resultados demuestran que los tartamudos tenemos problemas en la corteza auditiva del hemisferio izquierdo para representar los sonidos provenientes del habla. No existe ningún tipo de problema con otro tipo de sonidos, pero no ocurre lo mismo con los fonemas. La explicación que dan los autores es que los fonemas del habla tienen un espectro de frecuencia muy rico con cambios rápidos. Los tartamudos codificaríamos peor los cambios rápidos de frecuencia.

Los tartamudos no tenemos problemas cuando nos enfrentamos a sonidos normales, pero sí cuando lo hacemos ante fonemas. Los tartamudos tenemos problemas para representar normalmente los sonidos del habla, o sea nuestra respuesta cerebral es anómala cuando escuchamos un fonema. Según Carles Escera para producir un sonido, es preciso tener un buen modelo que permita articularlo de forma correcta, y las personas afectadas por el tartamudeo no lo tienen, existe alguna alteración en la recepción o codificación de los sonidos del habla.

Los resultados de este estudio son, según sus autores, compatibles con los hallazgos de alteraciones funcionales y estructurales en el cerebro de los tartamudos, que se han venido publicando en la última década y que se basan en estudios de neuroimagen.

domingo, 4 de junio de 2006

Pagoclone en tartamudez, fase II, pero...¿qué es la fase II?

Indevus, el fabricante del Pagoclone ha facilitado los resultados preliminares de la fase II del estudio Express para su uso en tartamudez, pero….

¿Qué es la fase II de un estudio

Los estudios farmacológicos pretenden que el fármaco estudiado sea aprobado por la FDA (abreviatura de la Dirección de Alimentos y Drogas de los EE.UU.), o por el correspondiente organismo de cada país que exigen que se cumplan una serie de normas antes de autorizar la comercialización de un medicamento para un uso concreto. En España sería la agencia española de medicamentos y productos sanitarios.

Las fases de las que consta un estudio farmacológico son habitualmente cuatro:

Fase I: El fármaco es suministrado a voluntarios sanos para ver lo que ocasiona en un organismo sin patología. Se pretende evaluar su metabolización para así comprobar su tolerancia, efectos adversos, etc..

Fase II. Trata de mostrar la eficacia del fármaco, para lo que se reclutan voluntarios que padecen la enfermedad en la que, supuestamente, puede ser útil el fármaco. suelen ser estudios aleatorios, a doble ciego, o sea en los que ni el paciente ni el investigador saben si lo que toma determinado individuo es un placebo o es el medicamento a estudiar.

Fase III. Una vez superada la fase anterior en la que los resultados han tenido que ser estadísticamente significativos, como ha ocurrido en el caso del Pagoclone, se pasa a la fase III, en la cual se aumenta la muestra de los voluntarios a recibir el fármaco, siendo esta vez cientos o miles de pacientes los que intervienen en el estudio. En el caso del Pagoclone, para el estudio Express en tartamudez, la empresa que pretende comercializarlo hablan de entre 600 y 1000 sujetos tartamudos. Esta fase puede, a veces, durar varios años.

Fase IV. En esta fase se hacen estudios comparativos, de seguridad o de tolerancia una vez que el fármaco ya está aprobado y comercializado.

jueves, 25 de mayo de 2006

Pagoclone en tartamudez: Resultados previos estudio EXPRESS

Indevus Pharmaceuticals, Inc. Compañía propietaria de Pagoclone, informó el pasado día 24 de mayo sobre los resultados previos obtenidos en la fase II del ensayo de este fármaco en tartamudez. Los resultados obtenidos muestran que Pagoclone produce resultados beneficiosos, estadísticamente significativos, en el tratamiento de la tartamudez, comparado con placebo. Asimismo Pagoclone también ha sido bien tolerado y no ha sido asociado a efectos secundarios serios.

El Estudio “EXPRESS”, que es como se denomina este ensayo, es un estudio multicéntrico, randomizado y a doble ciego en el que se reclutaron 132 sujetos tartamudos , de los cuales 88 recibieron dosis de 0,3 mgr de Pagoclone al día , que se fueron incrementando hasta 0,6 mgr/día. El resto, 44 personas recibieron placebo. El 79% de la población estudiada eran hombres. Los resultados muestran que el 55% de los que recibieron el fármaco experimentó una mejoría significativa, frente al 36% de los que recibieron placebo.

Gerard Maguire, tartamudo, psiquiatra y profesor asociado en el Departamento de psiquiatría en la Universidad de California comenta que aunque el Pagoclone no es la panacea que cura la tartamudez, si promete ser un tratamiento paliativo.

Con las consabidas precauciones en cuanto a opinar sobre si este fármaco puede o no ser utilizado en tartamudez, o si va a ser comercializado en España, me parece una grata noticia el que un estudio por y para tartamudos genere expectativas positivas. Parece ser que esta positivas expectativas también se abren para la propia compañía farmacéutica, que hace 2 días cotizaba en la bolsa a 4,44$ y hoy ha llegado a los 5$.

domingo, 14 de mayo de 2006

Cuanta más tartamudez, más perfeccionismo

IFA (International Fluency Association) va a celebrar el 5TH WORLD CONGRESS ON FLUENCY DISORDERS. Para el mismo se han presentado muchos trabajos, uno de ellos ha sido enviado por Barbara Amster y Evelyn Klein, su título es “El papel del perfeccionismo en tartamudez”. En este trabajo comentan, basándose en investigaciones ya realizadas, que la población tartamuda es más perfeccionista que la población fluida. En este trabajo se trata de ver las tendencias perfeccionistas de un grupo de 8 tartamudos después de ser sometidos a un tratamiento cognitivo-conductual, para ello evaluaron las tendencias perfeccionistas y el grado de tartamudez, antes, inmediatamente después del tratamiento y 15 semanas después del mismo. Los resultados, según el resumen presentado, nos dicen que la puntuación en cuanto al perfeccionismo disminuyó después del tratamiento y siguió disminuyendo 15 semanas después. Asimismo las actitudes comunicativas mejoraron y la severidad de la tartamudez también.

Tendremos que ser mas permisivos con nuestra manera de hablar y sobre todo con la manera de hablar de los niños pequeños que sufren pequeñas o grandes disfluencias y a los que nuestras advertencias sobre su habla pueden suponer retos para los que sus cerebros no están preparados.

jueves, 4 de mayo de 2006

Mielina y desarrollo del lenguaje

El depósito de mielina en las áreas relacionadas con el lenguaje coincide con el aumento de vocabulario que se produce entre los 18 y los 24 meses de vida.

En la Revista Neurology (2006 FEB;66(3):339-343) Se ha publicado un interesante trabajo realizado por CRC (Corporació Sanitria de Barcelona) en el que mediante resonancia magnética volumétrica de las áreas del lenguaje en niños han demostrado que al año y medio de edad, la mielina ocupa el 10% del volumen de las áreas cerebrales del lenguaje, alcanzando el 50% de su maduración máxima total que finaliza en la edad adulta.

Al nacer el cerebro contiene todas las neuronas que necesitará de adulto, unos cien mil millones, pero todavía no están maduras, es a partir de entonces cuando se crean conexiones, con circuitos cada vez más complejos, que se recubren de mielina, una sustancia que hace más rápida y eficaz la transmisión de mensajes entre las neuronas.

Los resultados de la investigación muestran cómo en la mitad de los niños estudiados la mielina ocupa el 10 por ciento en las áreas motoras y sensitivas a los 6 meses de vida. Mientras, en las áreas del lenguaje este porcentaje se alcanza bastante más tarde, a los 18 meses

Hay estudios que demuestran que en personas tartamudas la vaina de mielina que recubre las neuronas no es igual que en las personas normofluidas, es sustancialmente menor.

La falta de madurez en las áreas implicadas en la producción del lenguaje ha sido propuesta como posible etiología de la tartamudez. Entre los 18 y los 24 meses de vida las conexiones básicas del cerebro del niño ya están establecidas y ha finalizado la fase más rápida de depósito de mielina en las áreas relacionadas con el lenguaje. ¿Pasaría lo mismo en niños que tartamudean?

sábado, 29 de abril de 2006

DOPAMINA

En el foro sobre tartamudez que dirige Pedro Rodríguez, TTM-L (http://www.ttmib.org/viejo/ttm-l.htm) , surgió una duda sobre la Dopamina y contesté, tratando de explicar lo que es la dopamina y por qué se relaciona con la tartamudez. “Pego a continuación el mensaje”

Dopamina

Las neuronas son las células nerviosas. Las neuronas reciben y dan información a otras células nerviosas. Las sustancias celulares que se encargan de este cometido son los neurotransmisores. Uno de estos neurotransmisores, de los muchos que hay se llama Dopamina. Los neurotransmisores se tienen que sintetizar, se almacenan y por ultimo se liberan en la sinapsis neuronal, o lo que es lo mismo, la unión entre dos neuronas. La neurona que recibe la información precisa de un receptor, los cuales pueden ser estimuladores o inhibidores. También pueden estar activos o inactivos y también pueden actuar de manera rápida o lenta. La estimulación de los receptores produce otras sustancias que serán las encargadas de poner en marcha la respuesta celular, que son llamados segundos y terceros mensajeros. El número y la sensibilidad de los neurotransmisores puede variar dependiendo de muchos factores. Una vez que el neurotransmisor ha realizado su función debe inactivarse y uno de los mecanismos que cumplen esta misión es la recaptación neuronal que es un proceso que tiene mucha importancia en farmacología.

La Dopamina químicamente es una monoamina perteneciente al grupo de las catecolaminas, junto a la adrenalina y noradrenalina.

Hay cuatro vías dopaminérgicas, tres de ellas salen del mesencéfalo, una es la vía nigroestriada que está relacionada con el movimiento, se afecta en la enfermedad de Parkinson (por un déficit de dopamina en los ganglios basales). Otras vías son la mesolímbica y la mesocortical que se relacionan con la afectividad, las emociones, etc.. La cuarta vía se origina en el hipotálamo y va hacia la hipófisis donde regula la actividad hormonal.

En cuanto a la tartamudez se sabe que fármacos antidopaminérgicos, o sea, aquellos que disminuyen los niveles de dopamina en el cerebro, mejoran la sintomatología de la tartamudez. También se sabe que ciertas enfermedades con alguna característica común con la tartamudez también mejoran con este tipo de drogas, como ocurre en el Síndrome de Giles de la Tourette. También el hecho de que algunas drogas que aumentan. los niveles de dopamina produzcan tartamudez, como es el caso de la teofilina, Levodopa o anfetaminas, apoyan la teoría de que los niveles de dopamina están elevados en los tartamudos. También tartamudos que han sido tratados con Levodopa por padecer a su vez enfermedad de Parkinson, empeoran de su tartamudez

(http://mitartamudez.blogspot.com/2006/03/parkinson-dopamina-y-tartamudez.html)

domingo, 16 de abril de 2006

Las zonas del cerebro implicadas en el lenguaje van disminuyendo con la edad.....¡EN NIÑOS!

Uno de cada cinco niños que tartamudean, seguirá tartamudeando a lo largo de toda su vida. El índice de desaparición del problema sin que se aplique ningún tipo de tratamiento es muy alto en la tartamudez temprana, oscila entre el 75-85% (Yairi y Ambrose 1992; Yairi Ambrose y Niermann 1993 y Yairi et al 1996). En los niños que evolucionan hacia la recuperación se han visto reducciones continuas en frecuencia y la severidad del tardamudeo hasta su desaparición (Throneburg RN, Yairi E,2001). Conforme van pasando los años, menos posibilidades hay de que el niño se recupere, o sea, que si la mejoría es en los primeros meses o años después de la primera aparición del tartamudeo, las posibilidades de recuperación son mayores.

Fuentes de la AMERICAN ACADEMY OF NEUROLOGY. (2006 ABR) informan que el número de zonas del cerebro implicadas en el lenguaje disminuye a medida que los niños crecen. Estas áreas encargadas del lenguaje son más flexibles en los niños pequeños y se vuelven más especializadas conforme maduran. Jerzy Szaflarski, neurólogo de la Universidad de Cincinnati, en Ohio, durante la Reunión Anual de la Academia Americana de Neurología en San Diego (California), informa que en su equipo sometieron a 30 niños a una resonancia magnética funcional anual durante cinco años. Estos niños al comienzo del estudio tenían entre 5 y 7 años. Las conclusiones indican que existen más zonas del cerebro implicadas en la realización de un ejercicio de lenguaje a los cinco años que a los once y explica por qué los niños más pequeños consiguen recuperar la función cerebral de un hemisferio tras una lesión.

¿Podrían extrapolarse los resultados de este estudio a los niños que padecen tartamudez y así poder tener la explicación del por qué a mayor edad, menos posibilidades de recuperación?.

domingo, 2 de abril de 2006

Yairi


Ehud Yairi es una de las personas que más sabe sobre tartamudez. De manera científica, sin prisa, pero sin pausa está aportando mucha luz a este lúgubre mundo de la tartamudez tan proclive a ser manipulado por la charlatanería. Yairi ha escrito en la página de la “Stuttering Foundation” un artículo titulado “The age factor in stuttering”. En este artículo afirma que la edad de comienzo de la tartamudez en el 65% de los casos ocurre antes de los tres años de edad, porcentaje que sube hasta el 85% a los tres años y medio. Yairi deduce que a partir de los cuatro años existe un bajo riesgo para comenzar a tartamudear El hecho de que el comienzo de la tartamudez se asocie con este rango de edad en un porcentaje tan alto se relaciona a que es en esta edad cuando maduran funcional y anatómicamente las áreas del cerebro encargadas del lenguaje y de la articulación del mismo. La inmadurez en la estructuras encargadas de estos procesos contribuirían al desarrollo de la tartamudez.

Yairi propone en este artículo que habría que investigar en niños fluidos y no fluidos las similitudes y las diferencias en los procesos de producción del habla entre ambos grupos, para así valorar si la edad de comienzo de la tartamudez justifica los distintos subtipos de la misma. Para ello habría que emplear técnicas de imagen, que al igual que ha pasado con el estudio realizado en niños entre 8 y 13 años por parte de su equipo de la Universidad de Illinois, en el que se encontraron diferencias significativas en el volumen de la sustancia blanca y gris del cerebro en las áreas sensitivas y motoras donde se elabora el habla, podrían aportar importantes datos para intentar tratar de comprender lo que ocurre en nuestro cerebro y que nos lleva a tartamudear. También se podrían relacionar factores genéticos con la edad de inicio de la tartamudez y encontrar evidencias que permitan realizar tratamientos más adecuados en niños pequeños e incluso saber cuando tratar o no a un niño que tartamudea.

sábado, 11 de marzo de 2006

Un niño tratado con Risperidona

Se ha publicado hace un mes una carta en el J.AM.ACAD.CHILD ADOLESC.PSYCHATRY, enviada por Pieter Joost Van Wattum, médico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, en la que describe la completa remisión de la tartamudez en un niño de 4 años usando dosis bajas de Risperidona. El niño, al parecer, presentaba una tartamudez tan severa que era imposible entenderlo, también pataleaba, chillaba y daba golpes (tanto en casa como en la escuela) por lo que fue tratado psicológicamente sin éxito. En vista de la clínica que presentaba se decidió tratarlo con Risperidona a dosis de 0,25 mgr al día. La mejoría de su tartamudez fue casi inmediata, a la semana había desaparecido por completo la tartamudez y los comportamientos asociados. A los seis meses continuaba sin clínica, por lo que se decidió disminuir la dosis, con lo que la tartamudez volvió a aparecer. En la última parte de la carta, el autor hace las típicas aseveraciones en estos casos, apelando a que se hagan estudios en este sentido ya que la Risperidona puede ser útil para el tratamiento de la tartamudez en niños.

La Risperidona es un antidopaminérgico. Como comentaba en el anterior artículo la dopamina está relacionada con la mejoría o el empeoramiento de la tartamudez y hay muchos pacientes que han mejorado con los antidopamiérgicos.

A mi modo de ver sería interesante saber por qué precisamente la dopamina es el neurotransmisor que más nos afecta.

domingo, 5 de marzo de 2006

Parkinson, dopamina y tartamudez.

La tartamudez puede mejorar o empeorar dependiendo de los tratamientos farmacológicos que empleemos para tratar las enfermedades que pueden acompañar a la persona tartamuda.

Se dan casos tan dramáticos como los pacientes con enfermedad de Parkinson y a la vez con tartamudez. El tratamiento de su Parkinson, a base de dopamina mejoraban espectacularmente la sintomatología de esta enfermedad, sin embargo empeoraba de manera importante su tartamudez. Al dejar el tratamiento con dopamina mejoraban de su tartamudez, pero la sintomatología de su enfermedad de Parkinson, empeoraba hasta hacerse invalidante.

Otro interesante trabajo que relaciona la enfermedad de Parkinson y su tratamiento para la tartamudez fue el que se publicó en 2001 en el que evaluaron las consecuencias del tratamiento en la enfermedad de Parkinson de 12 pacientes que en su niñez habían padecido tartamudez. La dopamina administrada hizo que estos sujetos, que habían superado su tartamudez, volvieran a padecerla.

Se han realizado otros trabajos en los que se evaluaba el tratamiento con dopamina en sujetos adultos tartamudos, en los que se vio que la fluidez del habla de estos sujetos empeoraba si se les administraba el tratamiento para la enfermedad de Parkinson.

Esta claro que la dopamina no nos viene bien, de ahí que los antidopaminérgicos hayan sido los tratamientos más efectivos en el tratamiento farmacológico de la tartamudez. Es curioso que una tartamudez superada en la infancia, pueda emerger en la edad adulta si se administra dopamina….

sábado, 4 de marzo de 2006

Comunicación: "origen de la vida"

Anteayer leo en “El País”:

El abogado, economista y comunicador Eduardo Punset ha hecho referencia en su breve intervención tras recoger el premio a las primeras bacterias que existieron en este mundo, hace dos mil millones de años, que según ha explicado lograron evolucionar gracias a su comunicación con otros organismos. "El origen de la vida surge de la comunicación"

La tartamudez es una alteración del habla que se presenta sólo en situaciones en las que se requiere la comunicación verbal. El habla del tartamudo falla únicamente en las situaciones en las que existe una comunicación verbal. Seguramente es que tenemos un déficit en este proceso. Toda comunicación verbal se realiza, por lo menos, entre dos personas, lo cual quiere decir que nosotros los tartamudos por nosotros mismos no tartamudeamos, necesitamos de otra persona para tartamudear.

Existe una explicación para tratar de entender lo que nos pasa. El hecho de que no tartamudeemos cuando estamos solos y sí lo hagamos cuando estamos con otras personas ha sido nuestra espada de Damocles (siempre amenazando). De esta sintomatología tan paradójica se han aprovechado a lo largo de la historia los, supuestamente, encargados de curarnos. Especialmente dramático es este aprovechamiento (cuando la cura de la tartamudez en el adulto no existe) por parte de logopedas, psicólogos, foniatras, psicoanalistas, curanderos, iluminados, etc. que, además de darnos falsas esperanzas, nos cobran unos honorarios que se dan con la ilusión de la curación, pero que al final del tratamiento se han convertido en otra paradoja de la tartamudez, la tartamudez empobrece, no solo nuestra autoestima, nuestras relaciones sociales y laborales, etc., sino también nuestro bolsillo y nuestra fe en las terapias.

La tartamudez empeora o mejora, se hace más patente o menos, dependiendo del estrés comunicativo que soportemos en cada momento y éste depende de nosotros mismos y de nuestro interlocutor. El estrés comunicativo nos da la pista para explicar los paradójicos síntomas de la tartamudez y a mi modo de ver da un portazo a cualquier otra explicación que nos hayan podido “vender”. También el estrés comunicativo nos da pistas sobre una posible y efectiva terapia en tartamudez, lo que yo llamo entrenamiento comunicativo. No sirven las terapias que actúan sobre el ritmo, la respiración, no sirven las terapias psicológicas, no sirven los tratamientos farmacológicos (resultados erráticos y diversos) y tampoco sirven otros tratamientos. Sin embargo la fluidez mejora con el entrenamiento comunicativo. Lo difícil es practicarlo. Es un privilegio para un tartamudo poder comunicarse, deberían de buscarse estrategias terapéuticas basadas en la comunicación. No es sencillo, pero hay que lanzarse al ruedo y buscar la manera de hacerlo.

Según Punset el origen de la vida surge de la comunicación. Yo afirmo que los tartamudos no tenemos ningún problema psicológico, ni ningún problema mental, ningún “trauma” infantil, ningún problema de respiración o de ritmo, lo que tenemos es un problema neurológico que interfiere en nuestro proceso comunicativo cuanto interaccionamos verbalmente y que nos afecta en mayor o menor grado dependiendo del estrés comunicativo que soportemos en cada momento. El origen de nuestra mejoría surge de la comunicación, de la comunicación verbal.

sábado, 11 de febrero de 2006

Distinguir distintas "dis"

Muchas de las alteraciones del lenguaje van precedidas de la sílaba “dis”, que es un prefijo que etimológimente viene de la palabra griega “δυσ”, cuyo significado es “anomalía” o “dificultad”. El prefijo “a” es muy común en medicina y su significado es “sin”.

Así la palabra disfemia quiere decir alteración (dis) en el modo de hablar ( del griego “pheme”), o la palabra afasia significaría “sin habla” y la palabra afonía significa “sin voz”.

Estas palabrejas a veces nos confunden por su parecido, trataré a continuación de definir algunas:

Habría que distinguir entre lenguaje y habla. El lenguaje es una función superior, que se ubica en ciertas áreas del cerebro por el cual recibimos y expresamos la información de nuestro entorno. El lenguaje puede ser verbal, escrito, gestual, etc.. El habla es simplemente la expresión verbal del lenguaje

Trastornos del lenguaje

Afasia: Es una pérdida total de la aptitudes comunicativas. Se suelen presentar en personas que han sufrido enfermedades que afectan a zonas del cerebro que se encargan de la elaboración del lenguaje, como son los accidentes cerebro-vasculares, traumatismos, tumores cerebrales, etc..

Disfasia. Es una pérdida parcial del habla producida por lesión del sistema nervioso central que afecte a las zonas productoras del lenguaje.

Trastornos del habla.

Disartria: Es una alteración del habla que caracteriza por tener dificultades para decir o articular algunas palabras o sonidos. Un ejemplo sería la manera de hablar que tienen las personas que se encuentran en una situación de intoxicación etílica aguda. También se producen disartrias por otros problemas, como son las parálisis faciales, intoxicaciones medicamentosas, trastornos neurológicos, etc

Disfemia: Tartamudez. Definición del Dr, Pedro Rodríguez. La tartamudez es un trastorno que afecta el proceso comunicativo de la persona y que se caracteriza por interrupciones involuntarias en la fluidez de su habla. Estas interrupciones en la fluidez del habla se acompañan de tensión muscular en cara y cuello, miedo y stress. Ellas son la expresión visible de la interacción de determinados factores orgánicos, psicológicos y sociales que determinan y orientan en el individuo la conformación de un ser, un hacer y un sentir con características propias.

Disglosia: Es una dificultad en la articulación de palabras o sonidos debido siempre a causas orgánicas cuyo origen no es neurológico, sino la malformación de algún órgano periférico encargado de la articulación del habla, como son las alteraciones en los labios, mandíbulas, lengua, paladar, etc..

Dislalia: Es una alteración en el habla que produce problemas para la correcta pronunciación de fonemas, sin que exista un problema neurológico de base. Pueden ser causadas por problemas en los órganos fonatorios o por un problema de coordinación muscular. Es muy común en niños

Trastornos de la lecto-escritura:

Dislexias. Es un problema muy complejo que afecta a diferentes aspectos del aprendizaje, como por ejemplo la lectura, en niños con un desarrollo normal y sin problemas físicos que justifiquen la sintomatología.

Disgrafias Es una alteración en la calidad de la escritura sin que exista una patología neurológica que lo justifique

viernes, 27 de enero de 2006

La tartamudez es tartamudez, no otra cosa

Ayuda mutua, autoayuda, apoyo grupal. Muchas son las palabras que definen el espacio físico, psíquico y social donde se encuentran varios tartamudos y hablan de lo que sienten, de lo que ven, lo que perciben, de sus esfuerzos, de sus miedos y sus vergüenzas, de sus culpas, de sus explicaciones y de las que la sociedad les da.

La ayuda mutua no va a llevar a la curación de la tartamudez, pero si va a permitir que el tartamudo, en un espacio de libertad (como dice mi amigo Marcelino), encuentre lo que ha estado buscando durante toda su vida….comprensión. Se encuentra ante otra persona que sabe lo que siente con sus silencios, repeticiones, bloqueos, gestos, etc. Que sabe de lo paradójico de la tartamudez y del castigo que la sociedad proporciona al tartamudo.

Se puede decir que el grupo de autoayuda es el único espacio social donde el tartamudo puede comunicarse sin percibir la extrañeza con que la sociedad recibe a alguien que a veces habla bien y otras habla mal, alguien que en un momento dado puede ser definido como una persona ansiosa, nerviosa, pusilánime o retrasada. Alguien que no sabe por qué tiene problemas cuando está alguien delante y no los tiene cuando está hablando en soledad, con niños pequeños o con animales, que no entiende por qué puede ser capaz de cantar en público, pero no de hablar, que tampoco sabe por qué su habla se vuelve más fluida cuando imita acentos de otras regiones o cuando habla silabeando al ritmo de un metrónomo o de sus propios dedos.

La tartamudez es un problema por si mismo, no hace falta buscarle “apoyos” con que sustentarse. Los tartamudos podemos ser tan nerviosos, tranquilos, listos o tontos como el resto de la población. Lo que nos diferencia del resto es sólo una cosa, que somos tartamudos. En los grupos de autoayuda se ve la tartamudez como es, sin achacarle a su etiología problemas psicológicos o sociales que no existen como causa pero que si aparecen como consecuencia de la tartamudez.

Como señala Van Riper “Que tipo de neurosis tan grave es esta que se soluciona simplemente con un habla rítmica”

Que no nos engañen, la tartamudez es tartamudez, los retrasos mentales, los trastornos por ansiedad, angustia, las alteraciones de la personalidad, etc. son otra cosa.