domingo, 16 de marzo de 2008

Control motor y control del habla

De todas las aves sólo los ruiseñores, loros y colibríes tienen capacidad para aprender. Según Erich Jarvis, de la Universidad de Duke, este tipo de aprendizaje vocal es similar a la manera en que los humanos aprenden a hablar. Investigadores de la Universidad de Duke en Durham (USA) y de la Universidad de Oldenburg (Alemania), demuestran que los mecanismos cerebrales del aprendizaje del habla evolucionaron a partir de los utilizados en el control motor.

El estudio, publicado en la revista
'PLoS ONE', demuestra que las zonas cerebrales encargadas de aprender en las aves son las mismas que las que utilizan para cantar (que se encuentran predeterminadas genéticamente). Estas áreas son las que controlan el movimiento. Esto sugiere que las zonas cerebrales responsables del control motor tienen similitudes en cuanto a funcionalidad con las áreas del funcionamiento vocal.

Los autores creen que estos hallazgos podrían ayudar a entender por qué los humanos empleamos las manos y la voz mientras hablamos, al contrario de otros animales, como los chimpancés, que sólo utilizan sus manos.

Esta investigación analiza el cerebro anterior de las aves (el cerebro anterior es la parte más grande del cerebro e incluye los mecanismos para el pensamiento, el aprendizaje y la percepción). Se sugiere que la conexión entre el movimiento y el aprendizaje vocal también se extiende a los humanos. Estas estructuras para el habla se encuentran adyacentes en el ser humano y, algunas de ellas, dentro de áreas encargadas del control motor. Esto hace suponer que en los seres humanos las áreas del habla también evolucionaron a partir de mecanismos motores preexistentes, o sea que las áreas cerebrales utilizadas en los gestos podrían haber sido utilizadas para el habla.

¿Que tiene que ver esto con la tartamudez?, pues no lo sé, pero el hecho de que las zonas del habla y del control motor, sean filogenéticamente las mismas, me hace pensar que si a los tartamudos nos cuesta hablar en ciertas situaciones, que están mediadas por el estrés presente en cada situación comunicativa, que en estas situaciones nuestros niveles de dopamina aumentan, que tenemos alteraciones tanto funcionales como estructurales en nuestros cerebros y que lo que nos falla es precisamente el control motor del habla en situaciones de estrés comunicativo, es un dato más que explica la paradójica sintomatología de la tartamudez y cómo en ciertas situaciones podemos llegar a controlar nuestra manera de hablar con acciones que controlan la actividad motora, como son ciertos tratamientos, gestos o golpes o algunos movimientos o "trucos" que nos pueden hacer salir de un momento de tartamudez.