miércoles, 13 de febrero de 2008

Los niños que tartamudean no son más ansiosos

La idea más extendida entre la población es que el origen de la tartamudez es debido a “nervios”. Cuando pregunto a alguna persona su opinión sobre el por qué se tartamudea, la mayoría de las veces me contestan que creen que es un problema de “nervios”.

La sociedad cree que tartamudeamos por ansiedad, alguna vez he hecho mención a algún estudio que corrobora todo lo contrario a la opinión de la mayoría de la población.

Hace años mi amigo Pedro Rodríguez publicó un trabajo llamado ”Cómo nos comportamos delante del tartamudo” en el que trataba de etiquetar el esteriotipo social del tartamudo. En este estudio se realizó mediante encuestas a 273 estudiantes de la Universidad central de Venezuela. El resultado fue que el 54,6% nos percibían como personas tímidas y el 39,9% nos considera personas “nerviosas”.

Bianca Phaal es una estudiante Departamento de Trastornos de la comunicación de la Universidad de Canterbury (Nueva Zelanda).

Bianca acaba de concluir un estudio que analiza los niveles de ansiedad en un grupo de niños de entre tres y cuatro años de edad que tartamudeaban, comparándolos con un grupo control de niños que no tartamudean. Para ello analizó los niveles de cortisol en la saliva de los niños, mientras se exponían a diversas situaciones. También realizó diversos test con los niños, encuestando a los padres sobre las reacciones de sus hijos ante diversas situaciones estresantes. Los resultados confirman que no se encuentran diferencias significativas entre los niños que tartamudean y los que no lo hacen en cualquiera de las pruebas realizadas, en cuanto a los niveles de ansiedad o de temor a situaciones en las que hay que comunicarse verbalmente. Tampoco encontró ninguna relación entre la ansiedad y el grado o gravedad de la tartamudez.

Aunque la muestra es pequeña, los datos viene a corroborar que, en la etiología de la tartamudez, es muy probable que la ansiedad no ocupe un lugar importante. La tartamudez, hoy por hoy, la sigo considerando un misterio. Siempre que se estudia la tartamudez con un mínimo de seriedad se destruyen estas explicaciones “fáciles” y se va demostrando que es un problema complejo, tan complejo que después de años y años de estudios más o menos fiables, lejos de explicarnos cual es su origen, nos embarca en más dudas, más dilemas y nos abre nuevas alternativas de estudio.